Muchos
materiales de origen vegetal se utilizan para producir energía.
Recordamos
la biomasa leñosa, los restos de actividades agrícolas, las orujas,
la pulpa, las cáscaras, los restos de frutas y verduras.
Tras
una fase de triturado, se añaden enzimas para extraer la proteína
que precipita.
Utilizamos
un decantador sólido-líquido para separar la fase líquida de su
fase sólida suspendida.
El
proceso es bastante simple y crea una producción de energía
renovable.
Si
las proteínas están destinadas al uso humano, por ejemplo, de
verduras, legumbres o frutas, se recomienda un separador para uso
alimentario.