La
producción de metanol comienza con gas natural. El producto
resultante es un líquido con características similares al alcohol
metílico y es buscado como combustible para aviones, barcos y otros
medios de transporte.
Sin
embargo, para que este líquido sea utilizable, debe ser purificado
de los contaminantes sólidos que se han generado durante la
producción y el almacenamiento.
Para
resolver este problema, el líquido debe pasar a través de un
separador vertical de discos que, en un solo paso y de manera
continua, limpia el metanol, haciéndolo adecuado para diversas
aplicaciones, siendo la más demandada su uso como combustible.
Dada
la naturaleza del producto, se recomienda una centrifuga para
productos peligrosos.