Cada vez más, se producen algas para diversos
usos: alimentarios y no alimentarios. Las algas son alimento para
humanos, suplementos dietéticos y comida para animales como los
peces, y se requiere cada vez más un tratamiento que va desde la
pequeña escala (artesanal) hasta la producción industrial.
La centrífuga, con su fuerza centrífuga, es
capaz de separar las células de las algas (o las algas mismas) del
agua, obteniendo un agua reutilizable y un producto seco listo para
las siguientes fases de procesamiento.
El separador centrífugo puede separar las algas
de manera continua o retener las algas dentro, permitiendo que el
operador las recupere manualmente sin pérdida de producto.
En práctica, las centrífugas verticales
tubulares, las centrífugas a discos autopulentes o las centrífugas
de cámara discontinuas son adecuadas para este producto, y solo la
experiencia con los productos podrá indicar cuál es la más
adecuada para su proceso.
Se recomienda una aceleración suave para no dañar
las células de las algas. El concentrado de algas es cremoso (algas
y agua) y está listo para la fase siguiente de procesamiento. A
menudo, la fase de secado de las algas es la etapa final.