Durante el procesamiento de petróleo y gas se
produce una cantidad enorme de agua sucia.
Esta agua está rica en partículas finas en
suspensión y contaminada con aceite.
Se puede tratar esta agua en un solo paso con una
centrífuga que permite la separación instantánea de las tres fases
(partículas finas, agua y aceite) gracias a su gran fuerza
centrífuga que separa los tres pesos específicos característicos
de las tres sustancias.
Un separador es eficaz, continuo y autolimpiante.