El aceite de cáñamo se obtiene de la planta de
cáñamo.
La producción tradicional implica la prensado de
las semillas de cáñamo o la extracción con solventes.
La extracción por prensado tiene un rendimiento
menor en comparación con la extracción con solventes, pero esta
última implica tiempos de extracción más largos y la presencia de
residuos tóxicos.
El proceso recuerda a la producción de aceites de
semillas oleaginosas (ver aplicación dedicada).